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domingo, 8 de mayo de 2011

Dialogos de altanoche en el mar de malta.

Un amigo muy querido una vez mencionó  “la escritura es un deporte, practícalo” y aquí me encuentro, respondiendo a ese llamado que arde, que invoca y me acongoja… precisamente porque no es un llamado de fuera, sino porque es una llamada que viene de mis adentros y que lleva tiempo de estar contenido, amordazado… por nimiedades como ataduras de la realidad, como el tiempo, el trabajo,  entre otras cosas como lo “importante” dirían algunos, pero bueno… ¿cuando es que dejamos de escucharnos a nosotros mismos para atender a la supervivencia?…¿no es el hacer a un lado esto lo que nos convirtió en criaturas “civilizadas”? el atender trivialidades, sin sentidos, lo realmente liberador como es el arte, la música, la literatura… en fin, aquello que retiene eso que nos difiere de los animales, los elixires de las pasiones que nos llenan y extasían de sus fulgores e irradian de esas sensaciones abstractas, indescriptibles, intangibles; siendo esta, la cualidad principal que estas poseen para intoxicarnos de las más sublimes caricias, esas que ningún suspiro en el oído nos pudieran robar.
Aquí estoy, presa de ese deseo, de esa locura e indefensión que es el tomar la pluma que posee mis adentros como bestia enjaulada que seduce a su vez,  con su belleza e imperfección, salvaje y sin control.  Me detengo, algo me dice, me cuestiona que es lo que estoy haciendo… me interroga motivos, razones, utilidades, valor, ventajas… ¿Por qué lo haces? ¿Por qué te entregas a este sentimiento tan desgarrador, que te hace sentir esta soledad que solo la tinta y el papel pueden consolar?  Lamentos al fin, siendo estos vestigios de una humanidad latente en mí que desfallece por emerger en esta desolada y lógica existencia de lo esperado, predecible y delineado como cual instructivo. Como si… esta se fusionara en un paradigma de la simulación e hipocresía sin fin, funcionando en y con la paradoja, pero en una paradoja muerta, porque esto no da miras a cuestionamientos, o tan si quiera un aliento de inquietud acerca de qué fin tiene la vida misma,  hacia donde va, o nos arrastra (si es que tenemos con un poco de suerte voluntad en todo este juego).
Más allá de las balas, de la sangre, y los cuerpos descompuestos, de las vidas mutiladas, esperanzas truncas y sueños fallidos;   más que un anhelo, un deseo o una mirada de compasión, lo único que tenemos es el vacío y la frialdad, lógica desmesurada y mecanizada, como cuales carriles de ferrocarril dirigidos a un precipicio, donde ni siquiera hay pauta de mirar alrededor a contemplar el paisaje antes del fatídico final. Si… hablo desde la muerte, con lo incognoscible que esto pueda implicar, y a pesar de que esta mano se alza valiente en un afán de entrega, se encuentra fría, atrofiada… tímida porque hasta hoy le han soltado el primer eslabón que la aprisiona.  Te saludo afectuosamente Señor sin-sentido, porque es a ti a quien debo el aliento de cada mañana y este maldito hipo incontrolable que me hace padecer la espontaneidad de la vida y seguir adelante, hasta que me embriague la soledad de la razón.

Seguiremos dialogando… en la medida que la cotidianidad me fastidie.

3 comentarios:

  1. Bienvenida al abismo, entregate. Deja que te absorba y en esas profundidades encontraras mucho de lo que quieres expresar. El cómo vendrá después.

    :)

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  2. Gracias Tavo... Espero poder conseguirlo al menos parcialmente, es harto complicado intentarse fundir con las letras.

    Pero bueno, a propósito de trivialidades... Olvidaste tu hielera en mi casa.!

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  3. No la olvidé, te la presté por accidente.

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